La Ciudad Blanca de Tel Aviv ha sido declarada patrimonio histórico de la humanidad por la UNESCO por las increíbles cualidades arquitectónicas de sus edificios, calles y plazas. Tel Aviv es la ciudad con un mayor número de edificios de estilo modernista del mundo.
El contraste de la Tel Aviv moderna con el antiguo puerto de estilo medieval es impactante. Después de 20 años de haberse enterrado por completo, el puerto resucitó en los años 80. Aunque técnicamente no puede denominarse como puerto, el muelle se ha convertido en una zona de punto de encuentro muy popular durante el día y en la que, por la noche, suelen frecuentarse los muchos bares y restaurantes.
La cocina de Israel está basada en la fusión de sabores de oriente y occidente. El cordero suele cocinarse con vegetales y hierbas frescas como la menta, el perejil y el cilantro a fin de crear platos realmente sublimes.
En Israel suele comerse al estilo tapas, con una amplia variedad de platos diferentes sobre la mesa a la vez. Las especialidades locales son el humus, el shishkebab (pincho de carne), el labane (queso amargo), la tahina (salsa de semillas de sésamo), el full (habas), el pan tipo pita, la ensalada árabe (vegetales y hierbas cortados pequeños), el baklava y el kenafeh (tradicionales postres dulces) y, para terminar, una taza de café negro árabe.
Tel Aviv disfruta de un clima típicamente mediterráneo, con veranos muy calurosos y húmedos, primaveras y otoños cálidos y agradables, e inviernos más fríos. Durante los meses de verano, las temperaturas suelen llegar los 32º C y en invierno raramente alcanzan valores inferiores a los 5º C.