Situada a la orilla del río Arno en la bella Toscana, esta ciudad cuenta con un buen número de lugares interesantes que visitar, como la Plaza de los Milagros (Campo dei Miracoli), de la que se dice que es una de las plazas más bellas del mundo. Posee una enorme extensión de césped, rodeada por edificios que representan la existencia humana: la catedral (la salud), la torre inclinada (la razón), el baptisterio (el bautismo) y el cementerio (la muerte).
La construcción de la catedral comenzó en el año 1064. El edificio es un bello ejemplo de la arquitectura románico-pisana y su particular aspecto se debe a la alternancia de bandas de mármol verde y crema. El Papa Gelasio II la consagró en 1118. Sus cinco naves contienen un buen número de obras de arte auténticamente impagables.
No se pierdan la famosa torre inclinada: reserve sus entradas anticipadamente en el sitio web www.opapisa.it. Cuestan 17 euros (sólo si faltan más de 15 días para su visita) o cómprelas en la taquilla a 15 euros. Cada media hora hay visitas guiadas, pero no llegue tarde, porque los guías no le esperarán.
El baptisterio es otro sobresaliente ejemplo del románico-pisano y posee un púlpito esculpido con gran belleza. La acústica de la catedral es increíble: cualquier pequeño siseo resuena con gran fuerza.
Se dice que el cementerio contiene tierra traída desde el monte Calvario durante las cruzadas de 1203, que supuestamente reduce los cuerpos a huesos en pocos días. El interior de la larga galería estaba decorado con espléndidos frescos, pero muchos se perdieron como consecuencia de los bombardeos de la II Guerra Mundial. El cementerio cuenta con impresionantes sarcófagos romanos y alberga también las tumbas de pisanos notables.