Durante la Edad Media, la ciudad creció hasta convertirse en una importante potencia económica, con una sólida industria productora de seda y una importante producción agrícola. El siglo XV fue el siglo de oro de Valencia, pero esa posición se vio mermada por la Guerra de las Germanías que terminó en 1522. En 1609 se produjo la expulsión de los moros de la ciudad, poniendo fin al período de prosperidad y fortaleza económica. Durante la Guerra de Sucesión, las gentes de Valencia tomaron partido por el Archiduque de Austria frente a Felipe V, lo que hizo que éste retirara la autonomía a la ciudad tras su victoria. La revitalización de la situación cultural y económica de la ciudad tendría que esperar hasta el siglo XVIII. Valencia se convirtió en capital del gobierno republicano durante la Guerra Civil (1936-1939) y recibió el estatus de Comunidad Autónoma con el restablecimiento de la monarquía.
La ciudad en sí cuenta con gran número de bellos edificios históricos, siendo el Miguelete un ejemplo notable. Esta torre, construida por separado de la Santa Iglesia Catedral, alberga una enorme escalera de 207 escalones que conduce a magníficas vistas sobre la ciudad. Aneja a la catedral está la Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados, dedicada a la patrona de la ciudad. El edificio, que se construyó sobre las ruinas del antiguo foro romano, acoge una imagen de la Virgen sobre peana giratoria. La catedral en sí se construyó originariamente como mezquita, transformándose en catedral católica a la conquista de la ciudad por El Cid. Posteriormente volvería a ser mezquita, para recuperar nuevamente su condición de catedral cristiana tras la reconquista de la ciudad por Jaime I.
La ciudad antigua, confinada dentro de las murallas moriscas, y el antiguo anillo externo de la ciudad contienen numerosos restos históricos, emplazamientos arqueológicos, edificios religiosos y palacios construidos en el transcurso de los siglos.
Valencia cuenta también con dos magníficas playas, las de Las Arenas y La Malvarrosa, ambas a tan sólo minutos del centro urbano. Ambas playas son de fácil acceso mediante transporte público, en coche o en bicicleta por carriles-bici. Mirando hacia la playa de La Malvarrosa se encuentra la casa del famoso escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez, recientemente rehabilitada. A lo largo de estas dos playas discurre el agradable Paseo Marítimo, que los ciudadanos aprovechan para patinar, hacer jogging, pasear o tomar el sol. Muchos bares y restaurantes sirven paella, caldo de pescado y pescado fresco.